“La resiliencia es el eco silencioso de un espíritu que se niega a ser extinguido por la adversidad.”

Esta frase evoca la imagen de un alma indomable, cuyo coraje resuena incluso cuando todo parece perdido.

La resiliencia no es la ausencia de dolor, sino la capacidad de levantarse una y otra vez, aprendiendo de cada caída. Es la firmeza que permite al caminante, tras un tropiezo en el sendero pedregoso, encontrar una nueva postura y seguir adelante, con la mirada fija en la cima.

Es el arte de ser un árbol que, azotado por mil vendavales, hunde sus raíces más profundo en la tierra, buscando no solo sostén, sino también el alimento para brotar con más fuerza en la primavera.