“La llama de la determinación se aviva con el oxígeno de los intentos repetidos.”

La determinación no es una chispa, sino un fuego que necesita combustible. El oxígeno de nuestros intentos, incluso de aquellos que parecen insuficientes, es lo que mantiene viva y ardiente esa llama interna. Cada vez que volvemos a intentarlo, echamos más leña al fuego de nuestra voluntad.

Visualiza a un herrero golpeando repetidamente el metal caliente sobre el yunque. Cada golpe, aplicado con precisión y firmeza, moldea la pieza. Nuestros fracasos y nuevos esfuerzos son esos golpes. No se trata de la fuerza de un solo intento, sino de la constancia y la dirección de la fuerza aplicada a lo largo del tiempo.