“Donde la resistencia se quiebra, la resiliencia, con tenacidad, se rehace.”

La resistencia, como un junco ante la fuerza de un huracán, puede doblarse hasta el punto de la ruptura. Pero la resiliencia, nutrida por la tenacidad, no se queda rota. Es la capacidad de recuperarse, de volver a erguirse con una fuerza renovada, aprendiendo de la experiencia. Como el ave fénix, renace de las cenizas, más fuerte y sabia, gracias a esa voluntad de no rendirse ante la adversidad.