“La constancia es el cincel invisible que moldea la roca de lo imposible en la obra maestra de lo posible.”

La constancia es la aplicación paciente y repetida de la fuerza, como el escultor que, día tras día, talla su obra hasta revelarla. No es la fuerza bruta, sino la insistencia sutil y persistente la que transforma lo que parece inamovible.

Imagina una gota de agua que, con el tiempo, horada una piedra. Esa es la esencia de la constancia: la repetición de pequeños esfuerzos que, acumulados, logran hazañas extraordinarias. Es la dedicación silenciosa que, sin alardes, construye imperios.

Es la disciplina de volver a empezar, de refinar el trazo, de pulir la superficie, hasta que la visión inicial se materializa, dejando atrás la aparente solidez de lo que antes parecía inalcanzable.