“El alma tenaz nunca se ahoga en las mareas del fracaso; aprende a nadar con ellas.”

Esta idea resalta la resiliencia del espíritu humano. El fracaso, comparado con las mareas del océano, puede parecer abrumador, una fuerza que intenta arrastrarnos hacia abajo.

Sin embargo, un alma tenaz no se deja vencer. En lugar de luchar contra la corriente o hundirse, encuentra la manera de adaptarse y utilizar esa misma fuerza. Aprender a nadar con las mareas del fracaso significa extraer lecciones, ajustar la estrategia y emerger más fuerte, como un nadador experto que aprovecha el impulso de las olas.