“El espíritu indomable florece en el terreno abonado por la resistencia, regado por la sangre del esfuerzo.”

Visualiza un jardín donde las flores más bellas crecen solo en los suelos más difíciles, donde la tierra es dura y el sol implacable. El esfuerzo y la resistencia son el abono que nutre la verdadera fortaleza. La constancia es la dedicación para seguir cuidando ese jardín, incluso cuando las espinas amenazan con pinchar. Es en ese terreno, abonado por la adversidad y regado por la tenacidad, donde florece el espíritu invencible.