“El empuje firme es la marea que, sin prisa, reclama su espacio en la costa.”

No siempre se requiere la furia de una ola para moldear la realidad; a veces, es el empuje firme y constante, como la marea que, con su vaivén paciente, va redibujando la línea de la costa, el que logra transformaciones duraderas.

Considera la acción constante de un artesano que, con cada delicado trazo de su pincel, va dando vida a una obra de arte. Su empuje no es arrollador, sino firme y medido.

Esta cualidad nos enseña que la persistencia en las acciones diarias, por pequeñas que parezcan, acumula un poder inmenso, capaz de reclamar el espacio que nos corresponde y de alcanzar nuestras metas con una elegancia silenciosa.