“La firmeza del alma es el legado que deja el guerrero que nunca depone su espada ante la derrota.”

La firmeza del alma se forja en la batalla contra la rendición. No es la ausencia de heridas, sino la determinación de mantener el espíritu en alto, de levantarse una y otra vez, sin importar el número de veces que se haya caído.

Es la historia de un samurái que, aún herido y superado en número, defiende su posición con un coraje inquebrantable, no por ganar la batalla, sino por honrar su código y su espíritu indomable. Esa firmeza es la verdadera victoria, un testimonio de la fortaleza interior que trasciende cualquier resultado externo.