“El espíritu de nunca rendirse es el único combustible que no se agota en la larga travesía del éxito.”

Los viajes hacia grandes metas son maratones, no sprints. Habrá momentos de fatiga, de desánimo, donde los recursos parezcan agotarse. Pero el espíritu de no rendirse es ese combustible inagotable, esa llama interior que nos impulsa a seguir adelante, incluso cuando el tanque parece vacío.

Imagina un tren de larga distancia. Aunque las estaciones de servicio sean escasas, su motor sigue funcionando gracias a un suministro constante. Nuestra tenacidad es ese motor, el impulso interno que nos permite completar el recorrido, sin importar la distancia o las dificultades del camino.