“La semilla de la grandeza germina en el surco de la tenacidad.”

Observa la metáfora de una simple semilla. Parecería insignificante, incapaz de albergar un roble majestuoso o una flor de pétalos exuberantes. Sin embargo, su potencial reside en su interior, esperando las condiciones adecuadas para manifestarse. La tenacidad actúa como esa tierra fértil, ese arado que abre el camino y protege del viento inclemente.

Cada vez que te enfrentas a un desafío y decides seguir adelante a pesar de las dificultades, estás abonando ese surco. No se trata de fuerza bruta, sino de una resiliencia silenciosa, de la firme convicción de que, aunque el camino sea arduo, el fruto de tu esfuerzo valdrá la pena.