“La perseverancia no es solo resistir la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia que la precede.”

La perseverancia a menudo se entiende como una lucha constante contra la adversidad, una batalla sin tregua. Sin embargo, la verdadera perseverancia radica en la capacidad de encontrar alegría y aprendizaje incluso en los momentos previos a la dificultad. Es en esa calma tensa, en esa anticipación, donde podemos desarrollar una resiliencia profunda.

Imagina un bailarín. No espera a que la música alcance su clímax para empezar a moverse; siente el ritmo desde el primer compás, anticipa el crescendo. De la misma manera, la perseverancia no es solo resistir el impacto de la tormenta, sino abrazar la posibilidad del aprendizaje, el crecimiento y la conexión con uno mismo mientras la lluvia comienza a caer. Aprender a bailar bajo esa lluvia es transformar el miedo en oportunidad, la duda en determinación.

Es, en esencia, un cambio de perspectiva. No se trata de negar la dificultad, sino de encontrar valor y belleza en el proceso, convirtiendo cada obstáculo en un paso de baile improvisado en una coreografía única y personal. Es aceptar que la lluvia es parte del baile.