“El escultor de su propio destino cincela sus triunfos con la tenacidad de un buril contra el mármol de los días.”

Cada uno de nosotros es el artista de su propia existencia, y el mármol de los días está lleno de potencial. La tenacidad es la herramienta, el buril afilado, que con paciencia y firmeza va dando forma a nuestros logros, esculpiendo los contornos de nuestros triunfos.

Imagina la lenta pero inexorable labor de un escultor que, día tras día, va retirando el material sobrante para revelar la belleza oculta en un bloque de piedra. Su resistencia a la fatiga y su determinación por alcanzar la visión final son esenciales. Cada golpe del buril, cada pequeña viruta que cae, representa un acto de constancia.

Esta persistencia incansable, esta tenacidad para seguir trabajando incluso cuando el progreso parece mínimo, es lo que transforma un simple bloque en una obra maestra. Nuestro carácter, nuestros éxitos, son esculpidos así, golpe a golpe, día a día, con la fuerza de nuestra voluntad.