“Que la chispa de hoy encienda la llama de tus mañanas venideras.”

El impulso que sientes ahora no tiene por qué ser efímero. Puedes cultivar esa chispa hasta que se convierta en una llama constante que ilumine tus días.

Piensa en un fósforo encendido en la oscuridad. Esa pequeña luz puede ser utilizada para prender una vela, luego una lámpara, hasta que la habitación entera esté iluminada. Tu motivación de hoy es ese primer fósforo. Usa su calor para encender tus próximas acciones.

Cada pequeño éxito es un leño más que alimentará el fuego de tu perseverancia.