“La chispa del día reside en la valentía de empezar, sin importar cuán pequeño sea el primer paso.”

Este ánimo subraya la importancia de superar la inercia. El acto inicial de emprender, por insignificante que parezca, es el catalizador que enciende el motor de la motivación.

Piensa en ello como encender una fogata. La yesca son las ganas, la cerilla es ese primer impulso, y la llama que emerge es la acción. Incluso un pequeño gesto, como abrir un documento o hacer una llamada, puede ser esa cerilla que enciende el fuego de un día productivo.