“El <em>optimismo</em> no ignora la realidad, sino que elige el enfoque más constructivo.”

Ser optimista no significa cerrar los ojos ante las dificultades. Significa, en cambio, elegir conscientemente la perspectiva que nos da ánimo y nos impulsa a encontrar soluciones.

Imagina a un navegante que, ante una tormenta, no se desespera, sino que ajusta las velas para aprovechar el viento. Esa capacidad de adaptación es inspiración.

Este estímulo diario se trata de cultivar una mentalidad resiliente. Al mantener una visión positiva, liberamos una energía que nos permite afrontar cualquier desafío con mayor eficacia.