“El amanecer no espera tu permiso para pintar el cielo; tú tampoco esperes el momento perfecto para iniciar tu día con ímpetu.”

Cada nuevo día es un lienzo en blanco, un regalo que se despliega ante nosotros sin pedir nuestra validación. De la misma manera que el sol, con su fuerza inmutable, rompe la oscuridad para traer consigo la luz y el calor, nosotros poseemos la capacidad innata de encender nuestra propia chispa interior.

No es necesario aguardar un signo celestial o una señal inequívoca; la verdadera *energía* reside en la decisión de activarla. Piensa en un jardinero que, sin esperar a que todas las flores del campo estén en plena floración, siembra su semilla con esperanza. El simple acto de plantar es el *impulso* inicial que da vida a un futuro jardín.

Este *aliento* matutino nos invita a abrazar el presente con valentía y a convertir el potencial en acción. Es un recordatorio de que la voluntad de empezar, con determinación y una perspectiva renovada, es la que verdaderamente colorea nuestro mundo.