“Que tu interior sea un santuario de paz, desde donde emane serenidad a tu alrededor.”

La calma que proyectamos al mundo comienza en nuestro propio ser. Cultivar la tranquilidad interna es fundamental para afrontar los desafíos externos con una mente clara y un espíritu resiliente.

Imagina un lago sereno en una mañana brumosa. Su superficie refleja el cielo y la calma que lo envuelve. Tu energía interior es ese lago. Al encontrar tu centro, al practicar la auto-compasión, permites que esa serenidad sea un impulso contagioso para quienes te rodean.