“En la fragilidad de cada instante reside la fuerza para levantarte.”

Cada segundo que pasa es efímero, como una burbuja que flota y estalla. Sin embargo, en esa misma transitoriedad está la lección: nada es permanente, ni siquiera el tropiezo.

La inspiración surge al reconocer que, al igual que el agua sigue fluyendo a pesar de las piedras, tú posees una capacidad innata para adaptarte y superar.

Este íntimo estímulo te susurra que la vulnerabilidad no es debilidad, sino la antesala de una resistencia aún mayor, el recordatorio de que has sobrevivido a innumerables "instantes" antes.