“Que tu resiliencia sea el eco persistente que resuena tras cada caída, recordándote tu fortaleza intrínseca.”

La vida inevitablemente nos presenta momentos de adversidad, situaciones que nos hacen flaquear o tropezar. Esta frase nos invita a ver la resiliencia no como la ausencia de caídas, sino como la capacidad de levantarse, una y otra vez.

Imagina que eres un árbol ancestral en medio de una tormenta. Las ramas pueden doblarse, incluso romperse, pero la raíz, profunda y anclada, te mantiene firme. El aliento que recibes al volver a erguirte es la confirmación de tu fortaleza intrínseca, esa que reside en tu núcleo.

Cada desafío superado, cada lágrima secada, no te debilita, sino que fortalece tu carácter. El eco de tu superación es la melodía más poderosa, un recordatorio constante de que posees una reserva inagotable de tenacidad.