“Celebra el progreso, no la perfección, y mantén viva la llama del avance.”

Piensa en la construcción de una catedral; no se erige perfecta de la noche a la mañana. La motivación diaria se encuentra en el reconocimiento y la celebración de cada etapa completada, de cada ladrillo colocado, de cada arco erigido. Es un estímulo de celebración.

La búsqueda de la perfección puede ser paralizante. En cambio, enfócate en el avance. Cada pequeño logro es un testimonio de tu esfuerzo y una razón para sentirte orgulloso. Este impulso de aprecio te recuerda que el movimiento hacia adelante, por modesto que sea, es siempre digno de reconocimiento.