“Abraza la imperfección como el crisol donde se forja la maestría.”

Nadie nace sabiendo. Los errores y las fallas no son fracasos, sino lecciones valiosas que te enseñan, te corrigen y te fortalecen en el camino hacia la excelencia.

Imagina a un artesano puliendo una joya. Al principio, la piedra puede tener imperfecciones, pero a través del trabajo paciente y cuidadoso, se revela su brillo. Tu estímulo diario radica en aceptar ese proceso, en ver cada intento, incluso los que no salen perfectos, como una etapa esencial de tu desarrollo.