“Que la resiliencia sea tu armadura, y la esperanza tu espada.”

En la batalla diaria contra la adversidad, nuestras cualidades internas son nuestras mejores armas.

Imagina que cada día es un campo de batalla. Tu "resiliencia" te protege de los golpes, amortiguando el impacto de los reveses. Tu "esperanza" es la espada afilada que te permite abrirte camino, enfrentando los obstáculos con determinación. Este estímulo dual te equipa para cualquier confrontación, alimentando tu ánimo.