“Cultiva la resiliencia como un árbol antiguo, cuyas raíces se fortalecen con cada temporal.”

La vida presenta sus tormentas, momentos de dificultad que ponen a prueba nuestra fortaleza. Pero es en esos desafíos donde realmente crecemos.

Visualiza un árbol majestuoso, que ha soportado innumerables vendavales. Cada ráfaga de viento, cada lluvia torrencial, en lugar de derribarlo, ha obligado a sus raíces a aferrarse con más fuerza a la tierra, a profundizar, a volverse inquebrantables.

Así también, nuestras experiencias adversas, cuando se abordan con una mentalidad de aprendizaje, forjan en nosotros una resiliencia inquebrantable, un fundamento sólido para enfrentar lo que venga.