“Tu rutina puede ser el crisol donde se funde tu motivación diaria.”

Lejos de ser monótona, la rutina, cuando se aborda con la perspectiva correcta, puede convertirse en el terreno fértil para cultivar la motivación. Se trata de infundir propósito en las acciones habituales.

Imagina que tu rutina es un horno. Si lo alimentas con la intención de crear algo valioso cada día, incluso las tareas más sencillas se transforman. Esa repetición intencionada genera un impulso acumulativo, similar al fuego que se aviva constante.