“No esperes la inspiración; sé tú el arquitecto de tu propio ánimo, erigiendo cada día una estructura de posibilidades.”

La inspiración puede ser esquiva, como una mariposa revoloteando. Pero tú posees la capacidad innata de ser el jardinero de tu propio estado de ánimo. Cada mañana es un nuevo brote.

Piensa en ello como construir un edificio: los cimientos son tus intenciones, los ladrillos son tus pequeñas acciones, y el diseño es tu visión. Tú decides la altura y la solidez de tu día, siendo el principal arquitecto de tu propia motivación.