“El valor no está en evitar la caída, sino en la gracia de levantarse una vez más.”

Imagina a un niño aprendiendo a caminar: cada tropezón es parte del proceso. La motivación diaria es adoptar esa misma mentalidad. No se trata de la ausencia de errores o dificultades, sino de la fortaleza que emerge al recuperarse de ellos. Cada vez que te levantas, fortaleces tu espíritu, acumulas sabiduría y te acercas más a tu meta. Esa gracia de la resiliencia es tu mayor impulso.