“Viste tu espíritu con el sol de la acción, la sombra de la duda se desvanecerá.”

Cuando te envuelves en la luz brillante de la actividad, las penumbras de la incertidumbre y la procrastinación pierden su poder. La energía que emana de hacer, de avanzar, es un escudo protector. Este estímulo es la fuerza que te permite disipar las nubes de la indecisión.

Visualiza cada acción como un rayo de luz que disipa la neblina de la duda. El impulso de la acción es esa energía cálida que hace retroceder las sombras, permitiéndote ver con claridad tu camino.