
“La chispa de hoy enciende el fuego de tus mañanas.”
Ese pequeño impulso, esa idea fugaz que te atraviesa al despertar, no es un mero pensamiento pasajero. Es el germen de algo mayor, la promesa de un futuro que puedes moldear activamente.
Piensa en ello como el primer destello de un fósforo; parece insignificante, pero tiene el poder de iniciar una llama. Tu motivación diaria es esa chispa que, alimentada con constancia, puede transformarse en el fuego que impulsa tus logros más grandes.
No subestimes el poder de ese ánimo inicial. Cultívalo, dale aliento, y observa cómo crece, transformando tus días y proyectando su calor hacia el porvenir.