“La fuerza no reside en no caer nunca, sino en levantarte cada vez que lo haces, con la mirada puesta en el horizonte.”

Esta frase redefine la fortaleza, no como invulnerabilidad, sino como resiliencia activa.

El camino hacia cualquier meta importante raramente es lineal. Habrá tropiezos, caídas, momentos de desaliento.

La verdadera medida de tu fortaleza no es tu capacidad para evitar el fracaso, sino tu determinación para levantarte después de cada caída. Y no solo levantarte, sino hacerlo con una perspectiva renovada, con la mirada fija en tus objetivos futuros. Ese impulso constante de superación es la esencia de la verdadera fuerza interior.