“Que tu impulso sea la brisa que mece las velas de tu voluntad.”

No permitas que la inercia sea el ancla que te detenga. Tu voluntad es el barco, y tu impulso, la fuerza invisible que lo impulsa mar adentro. Deja que la energía de tus propósitos sea esa brisa constante que infla tus velas, guiándote a través de las olas de la rutina y las corrientes de la duda. Siente cómo este empuje te lleva más allá del horizonte de lo ordinario.

Este aliento es el viento que acaricia tu rostro mientras navegas hacia tus sueños. Piensa en ello como la emoción de un viajero que se aventura en lo desconocido, con la certeza de que cada milla recorrida lo acerca a un destino extraordinario. Permite que este estímulo sea tu motor, tu compañero en la travesía de la vida.