“Afila tu voluntad como el artesano su herramienta; el progreso se forja en la constancia.”

En el fragor de la rutina, donde las tareas se apilan como escombros, es vital mantener la voluntad afilada. Piensa en el artesano que, paciente y metódico, da forma a la materia bruta. Su espíritu tenaz no se doblega ante la aspereza inicial. Así, cada día es una oportunidad para pulir nuestras propias herramientas internas: la disciplina, la paciencia y la determinación.

Este estímulo nos recuerda que el progreso no es un rayo inesperado, sino el resultado acumulado de pequeñas acciones conscientes, ejecutadas con la misma dedicación que un maestro dedica a su obra.