“El alba no espera el permiso de la noche para pintar el cielo; haz tú lo mismo con tus días.”

El amanecer irrumpe con su esplendor, una fuerza vital que no consulta. De igual modo, nuestras mañanas nos brindan la oportunidad de iniciar, de dar vida a nuestros propósitos sin postergar. Este impulso diario es la invitación a ser protagonistas de nuestro lienzo, a salpicarlo con los colores vibrantes de la acción y la determinación, como un artista que no teme manchar su paleta. Es el recordatorio de que la energía reside en el primer paso.