“Sé el arquitecto de tu motivación, diseñando cada día con trazos de propósito.”

Esta metáfora nos posiciona como creadores activos de nuestro propio impulso. En lugar de esperar que la motivación llegue, debemos ser proactivos en su diseño y construcción, día tras día.

Imagina tu vida como un gran edificio. Cada mañana, tienes la oportunidad de colocar un nuevo ladrillo, de trazar un nuevo plano. Tu propósito es el diseño maestro, la visión arquitectónica que guía cada colocación, cada detalle. Sin un diseño, la construcción puede volverse caótica.

La inspiración se encuentra en la habilidad de visualizar y ejecutar. El impulso diario es la energía del constructor, la herramienta con la que das forma a tu obra. Diseña tu día con la intención de construir algo valioso, independientemente de la magnitud de la tarea.