“El impulso inicial es solo el primer latido; la cadencia lo es todo.”

La energía del comienzo es vital, pero es la continuidad de tus esfuerzos lo que realmente marca la diferencia.

Imagina la creación de una obra musical. El primer acorde capta la atención, pero es la armonía y el ritmo que se desarrollan a lo largo de la pieza lo que la hace memorable. Tu motivación diaria es esa cadencia, ese pulso constante que transforma un intento en una obra maestra.