“Despierta cada sol con el ímpetu de un amanecer interior.”

Esta frase es una invitación a encarar cada día con una energía renovada, como si el primer rayo de luz no solo iluminara el mundo exterior, sino que también encendiera una chispa de propósito dentro de ti.

Piensa en un volcán a punto de erupcionar, no con furia destructiva, sino con la fuerza vital que trae consigo la creación. Ese es el tipo de impulso que debes buscar, esa fuerza latente lista para manifestarse en tus acciones.

Es el estímulo para dejar atrás la inercia del descanso y abrazar el día con la vitalidad de quien sabe que tiene una montaña que escalar, no por obligación, sino por el puro placer del ascenso.