“El valor de tu día no se mide por la ausencia de obstáculos, sino por la tenacidad de tu arranque.”

Esta reflexión recalca que la motivación no se trata de un camino despejado, sino de la fuerza interior que desplegamos ante los desafíos. El verdadero ímpetu se manifiesta en el inicio, no en la inexistencia de problemas.

Como un corredor que no espera que la pista esté vacía, sino que arranca con determinación, tú posees la capacidad de comenzar, sin importar las vallas que aparezcan.