“Transforma los obstáculos en escalones; cada tropiezo es una oportunidad para ganar altura.”

Esta perspectiva nos anima a ver los desafíos no como barreras insuperables, sino como trampolines para el crecimiento.

La vida inevitablemente nos presenta dificultades, momentos en los que parece que caemos. La motivación diaria reside en la capacidad de reformular nuestra visión, de no ver un obstáculo, sino una escalera potencial.

Piensa en un alpinista que escala una montaña. Cada saliente, cada roca irregular, no es un impedimento para su ascenso, sino un punto de apoyo. Tus tropiezos son esas protuberancias en tu propio camino. En lugar de lamentarte por la caída, úsala para impulsarte más alto. El impulso que obtienes de superar una adversidad te otorga una perspectiva y una fuerza que nunca habrías alcanzado si el camino hubiera sido plano.