“Cada desafío es un escalón forjado con tu temple, no un muro infranqueable.”

No veas los obstáculos como barreras definitivas, sino como oportunidades para fortalecer tu temple. Cada intento fallido, cada momento de dificultad, es una pieza que moldea tu carácter y te prepara para cimas más elevadas.

Imagina a un escultor trabajando la piedra. Inicialmente, es un bloque tosco, pero con cada golpe preciso del cincel, emerge una obra de arte. Tú eres tu propio escultor. Usa la adversidad como el cincel para dar forma a la magnificencia que yace dentro de ti, dándote un impulso único.