“Que la resiliencia sea tu escudo contra las tormentas y tu fuerza para renacer.”

La vida, como los ciclos naturales, trae consigo tanto días soleados como tormentas implacables. La resiliencia es tu capacidad para soportar la embestida y, aún más importante, para renacer de sus cenizas.

Considera cada adversidad como un entrenamiento. Tu escudo, la resiliencia, te protege, pero es la fuerza interior que surge de esa protección lo que te permite reconstruir y crecer más fuerte.

Este estímulo diario, esta firmeza para levantarte una vez más, es lo que garantiza que las dificultades no te derroten, sino que te fortalezcan para futuros amaneceres.