“Que tu amanecer sea el primer aplauso del día.”
Imagina que cada nuevo día es un escenario y tú, el protagonista. Al despertar, no esperes a que otros reconozcan tu esfuerzo; sé tú quien celebre el simple hecho de comenzar. Este ímpetu matutino es el primer reconocimiento de tu propio valor, un susurro de confianza que te impulsa a conquistar lo que venga.
Es un recordatorio de que la energía para enfrentar los desafíos no solo viene de fuera, sino de la chispa interna que enciendes al dar tus primeros pasos. Un brindis silencioso por la oportunidad de crear, de aprender, de ser.