“Tu fuerza no se mide por la ausencia de caídas, sino por la resiliencia de tu resurgir.”

Imagina un guerrero que, tras cada golpe, se levanta con la armadura pulida y la mirada más firme. Esa es la esencia de la motivación diaria. No se trata de evitar el polvo del camino, sino de transformarlo en arena de diamantes para tu propio crecimiento. Encuentra ese motor interior que te impulsa a seguir adelante, incluso cuando las rodillas flaquean.