“El sol de hoy te otorga el óxido del ayer y el fulgor del mañana.”

Cada amanecer nos regala un lienzo nuevo, la oportunidad de reescribir la narrativa de nuestro ser. El "óxido del ayer" representa esas experiencias, lecciones e incluso las cicatrices que nos han formado. No son cadenas, sino la pátina que da profundidad a nuestra existencia.

El "fulgor del mañana" es esa promesa intangible que llevamos en el alma, la aspiración latente, el potencial aún no desatado. Esta frase es un llamado a aceptar nuestro pasado sin dejar que nos defina, y a abrazar el futuro con la esperanza renovada que cada nuevo día nos proporciona. Es un eco de que la persistencia tiene su propia alquimia.