“Que el faro de tu propósito ilumine el camino, y cada paso dado sea un acto de fe en tu potencial.”

Imagina tu vida como un viaje nocturno por un mar desconocido. En este contexto, el propósito se convierte en un faro guía, cuya luz nos orienta y nos da seguridad. Esta frase nos habla de la importancia de tener una visión clara y de confiar en nuestras capacidades para seguir avanzando. La energía para mantener el faro encendido es nuestra propia voluntad.

Cada paso que damos con la luz de nuestro propósito como guía es un acto de fe en nosotros mismos. Es creer en nuestra capacidad para navegar las aguas, incluso cuando no vemos el final del camino. El aliento diario reside en la confianza de que, al mantener nuestro propósito como norte, estamos trazando un rumbo seguro y lleno de potencial.