“Tu mayor fortaleza no está en evitar la caída, sino en levantarte con más ímpetu.”

Tu mayor fortaleza no está en evitar la caída, sino en levantarte con más ímpetu. Los tropiezos son inevitables, pero la forma en que respondes a ellos forja tu carácter y determina tu progreso.

Imagina un árbol que se dobla ante el viento fuerte. No se rompe porque es flexible y se recupera. Tu resiliencia te permite ceder ante la presión sin quebrarte, y luego enderezarte con renovada vigor.

Este impulso diario te anima a ver cada caída como una lección y una oportunidad para fortalecerte. La energía que acumulas al levantarte, sacudiéndote el polvo, es una fuerza poderosa que te impulsará con más fuerza hacia tus metas.