“Deja que tu propósito sea el faro que guíe tu barca a través de la niebla.”

Esta metáfora nos posiciona nuestro propósito como una guía esencial, especialmente en momentos de confusión o incertidumbre.

Imagina navegar en un mar cubierto por una densa niebla. Sin un punto de referencia claro, es fácil perder el rumbo y sentirse a la deriva. Tu "propósito" actúa como un "faro" inquebrantable, una luz constante que, aunque no disipe toda la niebla, te proporciona una dirección clara. Cada decisión y cada acción se convierten en un ajuste del timón, alineado con ese propósito que te da energía y enfoque.

Este impulso vital nos mantiene navegando hacia nuestras metas, independientemente de las visibilidades cambiantes.