“Sé el arquitecto de tu jornada, ladrillo a ladrillo, con la argamasa del propósito.”

Tu vida es un edificio en construcción. La motivación es el plano y la voluntad es el constructor. Con cada acción diaria, colocas un ladrillo, dándole forma a la estructura de tus sueños. El ánimo constante es la argamasa que une cada pieza, asegurando que tu edificio resista el paso del tiempo.

No esperes a que otros diseñen tu destino; sé tú mismo el maestro de obras de tu propia existencia.