“Cada paso, por minúsculo que sea, es un latido que acerca el destino a tu alcance.”

Este pensamiento nos invita a valorar la constancia y la persistencia. A menudo, nos sentimos abrumados por la magnitud de nuestros objetivos, y la lentitud del progreso nos desanima. Sin embargo, esta frase nos recuerda que el viaje es una suma de pequeños triunfos.

Considera la construcción de una gran pirámide: no se levantó en un día, sino piedra a piedra, ladrillo a ladrillo. Cada bloque colocado, aunque insignificante en sí mismo, era esencial para la estructura final. De la misma manera, cada acción que tomas, cada esfuerzo que inviertes, es un aliento que te acerca a tu meta.

Es el estímulo que te da el camino andado. No te detengas a medir la distancia total; concéntrate en el próximo paso. Ese movimiento, por simple que parezca, es un impulso vital que te mantiene en marcha, un latido que fortalece tu voluntad y acerca tu visión a la realidad.