“Tu espíritu es un resplandor indomable; enciéndelo con la llama de una intención clara.”

Aquí, el "espíritu" se describe como un "resplandor indomable", una luz intrínseca que no puede ser extinguida. Esta es una afirmación de nuestra fortaleza inherente y nuestro potencial ilimitado.

La "intención clara" es el combustible para ese resplandor. Es como si tuviéramos una vela, y la intención clara fuera la cerilla que enciende la mecha. El acto de "encenderlo" nos proporciona el "estímulo" y la dirección, permitiendo que nuestra luz brille intensamente y nos guíe en nuestro camino.