“Despierta con el sol de tu propósito, y deja que cada rayo sea tu impulso.”

Al amanecer, la naturaleza nos ofrece una lección magistral de renovación. El sol, esa esfera ardiente, no solo disipa la oscuridad, sino que infunde al mundo con una energía vital. De igual manera, tu propósito personal es esa luz interior que debe guiarte al despertar. No se trata solo de iniciar el día, sino de hacerlo con una chispa de intencionalidad.

Piensa en tu propósito como ese hilo invisible que une cada uno de tus actos. Cuando ese propósito brilla con claridad, cada tarea, por humilde que sea, se transforma. Es el aliento que te impulsa a superar la inercia, a enfrentar los desafíos con una perspectiva diferente, recordándote por qué empezaste y hacia dónde te diriges.