
“La sinfonía de tu día comienza con la nota de tu intención.”
Imagina tu jornada como una gran orquesta. ¿Cuál será la primera melodía que dirigirás?
No permitas que las notas disonantes de la preocupación o la procrastinación ahoguen la armonía. Elige tu nota inicial con intención, un acorde de propósito que resonará y guiará el resto de tu día hacia un crescendo de logros.